Ayer fui a ver El Perfume al cine. Ya había leido la novela hace tiempo, igual que muchos, al ser lectura obligatoria en el instituto. La película está bien y, aunque no se haya convertido en una de mis favoritas, refleja bastante fielmente lo que es la novela hasta donde yo recuerdo.
Lo que más me gusto (y que tiene en común con la novela de Suskind) es la obsesión de Grenuille por conservar el perfume de la chica pelirroja. Una obsesión que le llevará a crear el perfume más maravilloso del mundo y, también, el más peligroso. Y es que toda rosa tiene espinas.
En esta obsesión por conservar el aroma de su primer ¿amor? lo que hace que su objetivo imposible desde el primer momento. Capturar el perfume para siempre es imposible, al igual que capturar un momento o una sensación. Sí, existen las fotografías, los videos, los ordenadores que guardan datos y todo un movimiento humano por conservar edificios o manifestaciones artísticas. Pero, en realidad, absolutamente todo es como construir castillos de arena en la orilla de la playa. Tarde o temprano, las olas se lo llevarán.
Y, precisamente, eso es lo que hace a los momentos o las sensaciones especiales. Y por eso era especial la chica que Grenuille mata, porque no se podía volver a repetir aún y cuando su perfume está listo. Porque la belleza de lo efímero es la belleza última.
domingo, 7 de enero de 2007
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3 comentarios:
y yo sigo sin verla, porque nadie vino a buscarme a caldes....
Si va con doble sentido eso, dani, yo no se ke pintaba la orgia en la peli.
una orgía¿ xDDD no es doble sentido xDD esk le dije al miguel k os subieseis a caldes xD
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